La historia de el rey cerdo de Jerusalén

Balduino IV de Jerusalén: Un Rey Marcado por la Lepra, Coronado por la Gloria

En el corazón del siglo XII, en una Jerusalén disputada entre la cruz y la media luna, emergió la figura de un monarca cuyo reinado, aunque breve y marcado por el sufrimiento, resonaría a través de los siglos. Balduino IV, conocido para la posteridad como el "Rey Leproso", ascendió al trono del Reino Latino en 1174, llevando sobre sus jóvenes hombros no solo la corona, sino también el peso de una enfermedad implacable que lo desfiguraría y lo conduciría prematuramente a la tumba. Su historia es un testimonio de coraje indomable, de una voluntad férrea que doblegó las limitaciones de su cuerpo y desafió el poderío de Saladino, el azote de los cruzados.

El Príncipe Niño y el Presagio de la Insensibilidad

Nacido en 1161, Balduino era hijo del rey Amalarico I de Jerusalén y de Inés de Courtenay. Su infancia transcurrió en un reino asediado por las tensiones políticas y militares inherentes a la existencia de los estados cruzados en Tierra Santa. Fue su preceptor, el ilustre Guillermo de Tiro, quien primero notó una peculiaridad inquietante en el joven príncipe: una extraña falta de sensibilidad al dolor. Un juego infantil que para otros significaba lágrimas y quejidos, para Balduino era una experiencia muda, desprovista de sensación. Aunque los médicos de la época no pudieron diagnosticarlo de inmediato, este síntoma temprano era el preludio de la lepra, la enfermedad que marcaría su destino.

Ascenso al Trono y Temprana Demostración de Fortaleza

A la temprana edad de trece años, tras la muerte de su padre en 1174, Balduino IV fue coronado Rey de Jerusalén. Dada su juventud, el reino fue inicialmente regido por Raimundo III de Trípoli. Sin embargo, al alcanzar la mayoría de edad, Balduino demostró una sorprendente capacidad de gobierno y una determinación inquebrantable. Eligió consejeros competentes y se dedicó con fervor a la defensa y prosperidad de su reino.

El Rey Leproso Contra el Azote de los Cruzados: La Batalla de Montgisard

El mayor desafío de su reinado provino de Saladino, el poderoso sultán de Egipto y Siria, quien representaba una amenaza constante para los estados cruzados. En 1177, Saladino lanzó una formidable invasión sobre el reino de Jerusalén. Balduino, apenas un joven de dieciséis años y ya sufriendo los embates de su enfermedad, reunió un ejército considerablemente menor, compuesto por unos pocos miles de hombres y varios cientos de caballeros. Antes de la batalla, en un gesto de profunda fe, Balduino desmontó de su caballo y se postró ante un fragmento de la Vera Cruz, implorando la victoria. Con lágrimas corriendo por su rostro llagado, inspiró a sus soldados, quienes juraron vencer o morir. En la llanura de Montgisard, contra todo pronóstico, el ejército cristiano infligió una derrota aplastante a las fuerzas de Saladino, consolidando la reputación de Balduino como un líder valiente y un estratega astuto.

Historia del rey Balduino de Jerusalén


"Rey Leproso" y "Rey Cerdo": La Dualidad de su Apodo

Si bien la historia recuerda a Balduino como el "Rey Leproso" debido a la enfermedad que lo consumía , también se le conocía, aunque con menor frecuencia, como el "Rey Cerdo" o "Cara de Cerdo". Este segundo apodo surgió de las devastadoras consecuencias físicas de la lepra, que le causó la pérdida de dedos, la desfiguración facial y la erosión de la nariz. A pesar de lo despectivo que pudiera sonar, Balduino fue respetado tanto por sus súbditos cristianos como por sus enemigos musulmanes. Para los musulmanes, su enfermedad podía interpretarse como un castigo divino , pero incluso ellos reconocían su valentía y liderazgo.

La Sombra de la Enfermedad y la Crisis de Sucesión

A pesar de sus éxitos militares, la lepra avanzaba inexorablemente. Con el tiempo, Balduino quedó ciego e incapacitado para caminar o usar sus manos. Su incapacidad para casarse y tener hijos generó una profunda crisis de sucesión. Intentó asegurar el futuro del reino nombrando a su sobrino, Balduino V, como su heredero y cogobernante , pero la frágil paz que había mantenido se desmoronaría tras su muerte.

El Legado de un Rey Inolvidable

Balduino IV falleció en la primavera de 1185, a la temprana edad de 24 años. Su reinado, aunque breve, fue un faro de resistencia y determinación. Tras su muerte, el joven Balduino V reinó por un breve período antes de fallecer también. La corona pasó entonces a su hermana Sibila, quien, desafiando el testamento de su hermano, se casó nuevamente con Guido de Lusignan. El reinado de Guido estuvo marcado por la ineptitud y la confrontación, lo que finalmente condujo a la desastrosa derrota en la Batalla de Hattin en 1187 y la posterior caída de Jerusalén en manos de Saladino.

A pesar de su trágico final, Balduino IV sigue siendo recordado como un rey excepcional, cuya valentía y liderazgo brillaron con fuerza incluso en la oscuridad de su enfermedad. Su vida, marcada por la tragedia personal y la responsabilidad regia, se erige como un poderoso recordatorio de que la grandeza puede florecer incluso en las circunstancias más adversas. Su historia continúa inspirando admiración y respeto, un testimonio imborrable de un rey que desafió a su propia carne y a los ejércitos de su tiempo.